En un largo viaje como es el de la vida misma, de vez en cuando es casi una obligación pararse para prestar atención a los pequeños detalles que la adornan.
Ésta insignificante acción puede ayudarnos a augmentar la nitidez de nuestra percepción sobre la estela que deja la trayectoria tomada.
domingo, 17 de octubre de 2010
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